El “Boom” Latinoamericano:

El “Boom” Latinoamericano es el término utilizado para denominar a un fenómeno literario que surgió entre los años 1960 y 1970, cuando la obra de un grupo de novelistas latinoamericanos relativamente joven fue ampliamente distribuida en Europa y en todo el mundo.
Los precursores del boom latinoamericano fueron Alejo Carpentier de Cuba, Miguel Ángel Asturias de Guatemala, quien además se convirtió en el primer novelista latinoamericano en recibir el Premio Nobel de literatura, y Jorge Luis Borges de Argentina, escritores que forjaron la nueva narrativa hispanoamericana.
Mientras que su más grandes representantes son los autores Gabriel García Márquez de Colombia, Julio Cortázar de Argentina, Carlos Fuentes de México y Mario Vargas Llosa de Perú. Estos escritores desafiaron las convenciones establecidas de la literatura latinoamericana al presentar un trabajo más experimental y, debido a la situación de América Latina de la década de 1960, también muy político. Se trata de una etapa despojada de tradiciones técnicas y temáticas, mucho más libre y singular en los temas y en el tratamiento del lenguaje. Sin ataduras a modelos establecidos, defiende la libertad, la individualidad y la autenticidad de sus autores y obras. El Boom no implica el seguimiento de alguna tradición, corriente o tendencia específica, sino que agrupa varias formas y estilos simultáneos. Rompe con el realismo de la narrativa regionalista e indigenista que predominó durante las tres primeras décadas del siglo.
El éxito repentino de los autores del Boom fue en gran parte debido al hecho de que sus obras se encuentran entre las primeras novelas de América Latina que se publicaron en Europa, por las editoriales de Barcelona, en España.
El boom latinoamericano tuvo su contexto histórico principalmente en las décadas de 1960 y 1970, décadas de agitación política en toda América Latina, con un clima político y diplomático fuertemente influenciado por la dinámica de la Guerra Fría. Este clima sirvió de base para los trabajos de los escritores del boom. La Revolución Cubana en 1959 y los intentos frustrados de Estados Unidos de atravesar la Bahía de Cochinos pueden considerarse como el inicio de este período. A lo largo de los años 1960 y 1970, regímenes militares autoritarios gobernaron Argentina, Brasil, Chile, Paraguay, Perú y muchos otros países. Por ejemplo, el 11 de septiembre de 1973, el Presidente democráticamente electo Salvador Allende en Chile fue derrocado y reemplazado por el general Augusto Pinochet, que habría de gobernar hasta el final de la década de 1980.
En el período comprendido entre 1950 y 1975 se produjeron cambios importantes en la forma en que la historia y la literatura se plantean, en términos de interpretación y escritura. También se produjo un cambio en la percepción del español que tenían los novelistas estadounidenses. El desarrollo de las ciudades, la mayoría de edad de una clase media grande, la Revolución Cubana, un aumento en la comunicación entre los países de América Latina y una mayor atención hacia la región latinoamericana de los Estados Unidos y Europa contribuyeron a este cambio.
Los acontecimientos políticos más importantes de la época, como los golpes de Estado en Cuba en 1959 y en Chile en 1973, la caída del general Perón en Argentina, la lucha violenta y prolongada de la guerrilla, brutalmente reprimida en Argentina y Uruguay, y la violencia sin fin en Colombia, también afectó a los escritores, ya que marcaron el contexto sobre el cual habrían de desarrollar sus obras.
Aunque la mayoría de los críticos coinciden en que el Boom comenzó en algún momento del 1960, hay cierto desacuerdo en cuanto a cual obra debe ser considerada la primera novela del Boom. Para algunos sería “Rayuela” de Julio Cortázar (1963), mientras que otros prefieren “La ciudad y los perros de Vargas Llosa”, que ganó el Premio Biblioteca Breve en 1962, sin embargo, se afirma que la consolidación del Boom estuvo marcada por la publicación de “Cien años de soledad” de Gabriel García Márquez.
Las novelas del Boom son esencialmente modernistas. Tratan al tiempo de una manera no lineal, suelen utilizar más de una perspectiva o la voz narrativa y cuentan con un gran número de neologismos (la acuñación de nuevas palabras o frases), juegos de palabras e incluso blasfemias. Otras características notables del Boom son el énfasis tanto en la histórica y la política, la identidad nacional, así como las cuestiones económicas e ideológicas y polémicas. La literatura del Boom rompe las barreras entre lo fantástico y lo mundano; es la transformación de esta mezcla en una nueva realidad. De los escritores del boom, Gabriel García Márquez está más estrechamente relacionado con el uso del realismo mágico (una corriente literaria de mediados del siglo XX que se caracteriza por la narración de hechos insólitos, fantásticos e irracionales en un contexto realista) de hecho, se le atribuye traerlo “de moda” después de la publicación de “Cien años de soledad” en 1967. Estas historias fantásticas a menudo ayudaron a conseguir una nueva estética, en la que las cosas irreales son tratadas como realistas y las cosas mundanas como elementos irreales.
Un interés por la historia es otra característica de las novelas de este período. El paradigma de ello es la “Novela del dictador” (subgénero narrativo característico de la literatura latinoamericana que aborda la constante histórica de las dictaduras militares en los países latinoamericanos), donde las figuras y acontecimientos históricos fueron retratados de manera que las conexiones entre ellas y los acontecimientos contemporáneos en América Latina no podía ponerse en duda. Un ejemplo de ello es “Yo el Supremo” del escritor paraguayo Augusto Roa Bastos, que representa la dictadura paraguaya de José Gaspar Rodríguez de Francia, pero fue publicada en el apogeo del régimen de Alfredo Stroessner.
Los escritores que conformaron el “Boom” de la novela, casi todos con ideología de izquierda, lograron captar la atención mundial con su literatura que fusionaba la experimentación moderna con elementos propios de la vida y la cultura latinoamericanas. Muchos géneros literarios nuevos nacieron en esta etapa. La selva, el mito, la tradición oral, la presencia indígena y africana, la política turbulenta, la historia y la búsqueda de identidad se integraron en novelas emblemáticas cuyo lenguaje lograba captar muchas de las experiencias contradictorias de América Latina, y otras características innovadoras para el Primer Mundo. Lo que era habitual para los europeos y los norteamericanos aparecía descrito como algo mágico; mientras que lo mágico desde la mirada primermundista se describía como algo cotidiano.
El mercado editorial influenció mucho en la importancia del impacto generado por este movimiento en el resto del mundo, ya que la traducción y buena comercialización publicitaria, desempeñaron un papel importante en el éxito de los escritores y sus obras.
Gracias al Boom Latinoamericano, los países anglosajones y el resto del mundo, voltearon la mirada hacia una región que había sido poco apreciada hasta ese entonces. El Boom no sólo cambió para siempre la forma en que la cultura latinoamericana era vista en todo el mundo, sino que sirvió como una muestra patente de la capacidad del pueblo latino.
Información Extraída de:
Fuente: https://gradoceroprensa.wordpress.com/2017/10/17/el-boom-latinoamericano/